De la piel para dentro empieza mi exclusiva jurisdicción.
Elijo yo aquello que puede o no cruzar esa frontera.
Soy un estado soberano, y las lindes de mi piel me resultan
mucho mas sagradas que los confines políticos de cualquier país.Anónimo contemporáneo
miércoles, 6 de enero de 2010
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11 bss desde la nada-inocencia de mi blog.
ResponderEliminarHya algo mejor que ocupar lo que se desea?? Cuantas mas trabas tega tu dermo-jurisdiccion... mas placentera la seduccion de la invasión.
Bonito.
ResponderEliminarPrefiero una perspectiva más amplia que un estado o nación.
No creo en los límites. Tampoco en las hadas poco originales.
¿Sabes? Cuando menos te lo esperes habrá un montón de gente copiándote....
No les hagas ni caso.
Sigue y que tu ojo propio e intransferible te ayude como siempre a discernir entre la paja.
Muuuuuuuuacks
Tus textos me dejan sin aliento, son extensas metáforas incendiarias. Sigue sentada sobre la Biblia y gobernando tus fronteras, eres intransferible.
ResponderEliminarMil besos de profundidad.
Hola, antes que todo, agradezco la visita que obsequiaste a mis blogs... veo que apenas inicias y me encuentro en tus letras que danzan cadenciosas entre un sin fin de emociones candentes...
ResponderEliminarEstaré viniendo a leerte
Besos
mmmmmmmmmmmmmmmmmuaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarMi querido amigo... Estaré encanta si vienes a recoger un regalo que tengo para tí en mi blog de Pasionhada.
ResponderEliminarBesossssssssssssss...
¿dónde hay que firmar este decreto?
ResponderEliminarno hay mejor sensacion que dejarse llevar por el deseo,por los sentimientos, por los pensamientos... no hay mejor sensacion que ser el màs impulsivo en la mejor situacion
ResponderEliminarExplota!
mydirtybussiness.blogspot.com
Lindo...
ResponderEliminarbeijos
Me ha gustado esta declaración de principios. Al menos, nuestro cuerpo debería ser nuestro.
ResponderEliminarMuy bueno The Sound. :)
http://www.youtube.com/watch?v=XiLulP9EErc
ResponderEliminarel deseo devora jurisdicciones y entramados artificiales...
ResponderEliminarsigue compañero, que tu lápiz eche fuego...